jueves, 25 de junio de 2009

Alexander Pope...

...me hace reír como si fuera inocente.

Debo admitir, a manera de sacar un trapo más al Sol, que no conocía tanto de él sino hasta que escuché sólo una pequeña estrofa de su inmenso canto titulado 'Eloisa to Abelard', una de las cosas más preciosas que he leido y quiero aprenderme. Con eso, podría reemplazar en mi cabeza miles de lecciones de matemática inútiles de bachillerato, y sustituir la trigonometría por algo dulce y pegajoso y lleno de esperanzas inútiles y de inglés del bueno (leer EtA es casi comparable con una tarde de vacaciones y desamor, porque deja el más agrio sentimiento de pre-llorantina y un hambre impresionante).

Una vez dicho esto, presento el pequeño poema de sólo dos versos de Alexander Pope, titulado 'Epigram Engraved on the Collar of a Dog which I gave to His Royal Highness' -Epigrama gravado en el collar de un perro que le di a Su Alteza Real, para los no-angloparlantes-, y dice así:

I am His Highness' dog at Kew;
Pray tell me, sir, whose dog are you?

With that said,
I may retire,
Go wash my hands
And start a fire
(Epa, ésa fui yo).

Cils blondes.

Siempre doy tumbos por Internet, pero hoy me topé con esto:

(¿No les encanta cómo se ve la letra cursiva?)

Si hay algo que realmente amo en y de este mundo, son las pestañas rubias.

domingo, 21 de junio de 2009

Hoy te extraño.

Hoy te extraño mucho más que siempre.
No, este blog no es una crónica de mi relación, ni un mucho menos el llantén de una niña malcriada de 12 años quien, por casualidades de la vida, puede escribir líneas más maduras y más rectas.

Hoy sólo te extraño.

Y esto me hizo recordarte un poco más:

sábado, 20 de junio de 2009

Libertas, libertatis.

Al fin llegaste, 19 de junio, menos mal que no te tomaste tanto tiempo para plantarte en mi calendario y marcar mis tres hermosos meses de vacaciones.

Obviando lo obvio, me veo obligada a comentar que detesto escribir en primera persona en ensayos y trabajos, pero que me divierte enormemente hacerlo en cualquier otro ámbito. Este comentario, como los otros que haré en esta entrada, carece de total sentido de coherencia con el resto y es sólo uno de tantos 'rants' que tengo al día.

Tengo 21 horas sin dormir. No recuerdo la última mañana que comenzó para mí a partir de las 10 y 30, pero eso no implica que no extrañe ese sentimiento sedantario tan terrible y los kilos de más que siempre se cargan en vacaciones cuando pasas tanto tiempo en la computadora.

Nuevo propósito: Caminar y trotar.

Objetivo para la semana: Pasarme por el Euroscopio 2009 todos los días y aumentar mi nivel de cultura en cine extranjero -no es que conozca el nacional, pero algo sé- 'contemporáneo.'

Debo pintarme las uñas, YA. Pero no ya porque van a ser las tres de la mañana y yo estoy sentada en mi pijama engañándome al escribir esto, ya que planeo continuar con mi rutina y expandir mis horas de ocio sedentarias.

¡Que vivan las películas incomprensibles!

Hasta más tarde.

martes, 16 de junio de 2009

Extraño dormir.

Una entrada para nada seria, ni intensa, ni rebuscada, ni cuchi; clara y raspada.
La cosa va así:

Por favor, directores de mi escuela en la universidad, sancionen a mis profesores por poner dos parciales y la entrega de un reporte ABURRIDÍSIMO de hacer el mismo día. Valentina no logra dormir por más de 2 horas, y en estas épocas del mes mucho menos.

Se les agradece también recortar la duración de los días, ya que el jueves parece estar a un trillón de años luz todavía; sinceramente, les confieso que me gustaría prender la televisión NO para ver noticias, sino para ver 'La Bella y La Bestia' mientras hago ejercicio y dormirme viendo alguna película mala lugo de prender el aire acondicionado y haberme entregado a mi vagancia y muslos irrecuperables.

Una vez más les recuerdo, como lo hago todos los semestres, que mi espalda no es muy fuerte, tengo la rodilla derecha chueca -para no perder el toque venezolano- y he tenido dolores de cabeza mínimo 1 vez al día persistentes a lo largo de todo el semestre. Si eso no les da dolor, ¡que al menos les dé vergüenza, carajo!

Con mucho más que decir, pero con pocas ganas de contarlo, me despido de su mugrosa presencia y me retiro a continuar haciendo proyectos inútiles que no contribuirán para nada en mi formación laboral, profesional, física, psicológica y emocional.

Deseando que les dé dolor de barriga por un mes y que la tos los ataque cada vez que coman su postre favorito,

Valentina Buendia.

Benedetti se apodera.

(De lo que queda de mi mente hoy).

When you are smiling, por Mario Benedetti.

When you are smiling,
ocurre que tu sonrisa es la sobreviviente,
la estela que en ti dejó el futuro,
la memoria del horror y la esperanza,
la huella de tus pasos en el mar,
el sabor de la piel y su tristeza.
When you are smiling,
the whole world,
que también vela por su amargura,
smiles whith you.

sábado, 13 de junio de 2009

Momento intenso #1.

No puedo pensar en escribir algo superficial hoy.
Tuve que enfrentarme con uno de los peores enemigos de la humanidad, y no tengo ganas de seguir peleando sino de leer, de dormir, de ducharme y de comer chocolate; lamentablemente, lo último tendrá que esperar.

Esto tiene que moverse.
Tengo que aprender a bailar salsa.
También sería bueno aprender a hablar alemán y poder leer a Nietzsche crudo y grosero, llorar con Goethe una vez más y reírme de las ocurrencias de los textos de algún frustrado, así como yo.
Bueno, todo esto viene después de desarrollar más tolerancia para los ignorantes.
Y para los malandros.

domingo, 24 de mayo de 2009

L.

Algo me dice que te voy a amar. No sé si es algo grande, gordo, torpe, inescrupuloso o mortal, pero me lo susurró bajito cuando veía una película en la televisión; todo fue de golpe. Mientras procesaba la nostalgia y la súbita desesperación del espartano pixelado, la mano izquierda se me vino al pecho recordándote, tratando de revivir el último beso antes de apagar la luz y entregarme a los ronquidos de mi padre en el otro cuarto.

Esta extraña sensación me haría su presa por el resto de la noche, o hasta que, eventualmente, cruzaras la puerta de vidrio de tu apartamento, te quitaras los zapatos -cuyos cordones habías comprado conmigo-, prendieras y apagaras las luces para que tu descuido no te costase un pie y te acercaras a tu siempre encendida computadora, listo para desperdiciar tu vida y tus ojos casi verdes hablándome un rato. Todo esto sólo haría que mis intuiciones se acentuaran, pero cuánto más pueden costarme unas horas de espera.

De cualquier manera, esta noche se ha convertido en una nueva estría; se me han tatuado tus manos en las clavículas y, por alguna razón que espero elaborar, me huelen las pestañas a tu cuello. Me resulta terriblemente difícil apagar este pedazo de plástico y metal sin que estés en mi puerta, esperando la aprobación de mis padres y mi pronta salida, sin que, por error o por vergüenza, me llames y me preguntes algo irrelevante. Esto es totalmente irracional, y le agradezco a todas mis estadísticas por haber fallado contigo.