lunes, 26 de abril de 2010

Hoy.

319 días de ti, contigo, por ti, para ti, en ti, hacia ti, sobre ti, tras de ti.




Foto cortesía de esta flickera.

domingo, 25 de abril de 2010

Cómo no quererte con esos ojos de Luna llena.

Miradora.

Un mirador me hizo mirar hoy una escena fantástica
con ambos pies sobre el volante,
como quien quiere nadar en las nubes
en vez de manejar el mismo pedazo de hojalata.

Todavía no sé qué fue lo visto
o lo que quería ver,
pero lo cierto es que me vi
sentada sobre todas mis amarguras,
rodeada de vidrio y montañas.


Como era de esperarse,
tenía frío y pensaba cada vez más lento en la forma del día
y los muros de las casas,
en algún posible enamorado que admiraba mis manos feas
desde alguna ventana oscurísima y secreta.

De repente, cada uno de mis poros recordó
lo que libre que es ser libre,
y me hice una con la carrocería incómoda y rasposa
que me invitaba a seguir nadando por la ciudad,
como yo tanto quería.

La montaña y el vidrio ya no eran de piedra.

sábado, 24 de abril de 2010

Montañas rusas.

Esta mañana, el Sol salió de cabeza, como un niño flojo del vientre de su madre.
Al despertar, no sabía si amarrarme a mi cama o abrir un hueco en la pared para huir de mis pensamientos, el ruido habitual del desayuno y el inevitable comentario sobre mi pelo.

Sin quererlo, me quedé, pero no tranquila; la función teatral que no había solicitado me solicitó, siempre grosera e imprudente como las niñas lindas cuando ven a las feas. Igualmente, de haber sabido lo que sucedería, probablemente me hubiera quedado.

Como la malcriada que es, Drama paseó por mi sala y mi cocina, arrebatada, cual furia encadenada, situación que me llevó a encerrarme en Cuarto, siempre tan fiel. Aunque Drama se asomó y trató de tomar el trono tan ajeno, Cuarto se mantuvo tranquilo y la primera encontró su salida del cuarto rápidamente, encontrándose con la siempre dispuesta Víctima, quien no escatimó en lágrimas y tormentos agudos que casi nos dejan sordos a los tres.

Luego de una batalla campal digna de criaturas épicas y maldiciones, Drama se retiró, aburrida, a dormir, mientras que Víctima seguía construyéndose pedestales en su cabeza; hasta los pasivos tienen trono, reina, pan y circo. Lamentablemente, la cosa no podía quedar ahí.

Sigilosamente, me acerqué a la mazmorra de Víctima para enterarme de lo sucedido pero, como siempre, no obtuve una explicación sino la condena de Drama, constructo con quien no quería ni quiero relacionarme. Una vez sentada frente a Víctima, traté de hacerle entender la magnitud de la tontería que había creado, ¿pero de qué le sirven al ciego los ojos? Esto había sido un acto fallido, grueso y fallido.

Una vez cansada de las repeticiones de Víctima y los señalamientos innecesarios, Cuarto me abrió los brazos nuevamente y me recordó el sentir de una casa. El tiempo que había perdido con ella, Cuarto me lo retornaría en forma de plumas, fotografías y agua, tres cosas que me vuelven loco el corazón.

-Ay, Cuarto, definitivamente eres el amor de mi vida.

La ansiedad que me produce este engrama es directamente proporcional a mis ganas de conocerte.

Que no son pocas.

miércoles, 21 de abril de 2010

Juguemos al francés.

De una noche de Joy Division, sale el siguiente juego: Agarro mi diccionario de francés, abro una página al azar, tomo la primera palabra vista y hago un verso tonto, pero bien tonto.

Primera palabra del diccionario: Para-balles (antibalas).

De todos las virtudes que tienen tus uñas, la de antibalas contra mi espalda es la mejor.

Segunda palabra del diccionario: Complexé, e (acomplejado, a).

Cuando el Minotauro se siente acomplejado, rompe todos las paredes de su encierro para recordarse vivo.

Tercera palabra del diccionario: Intermédiaire (intermediario, a).

Estoy siendo el intermediario entre tus labios y mis vergüenzas.

Cuarta palabra del diccionario: Productivité (productividad).

Cualquier nivel de productividad emocional envidiable produce al menos tres lágrimas al día.

Quinta palabra del diccionario: Décor (marco, decoración).

Entre los marcos de la sala, la sonrisa de Sebastián era la mejor decoración.

Sexta palabra del diccionario: Imbécile (imbécil).

Era tan pero tan imbécil que confundía el postmodernismo con el sedentarismo.

Séptima palabra del diccionario: Sécable (divisible).

- Este apretón de manos es tan divisible como un pastel seco, querido.

Octava palabra del diccionario: Gare (estación).

Llegué a la estación justo cuando mis oportunidades de verla de nuevo se cerraban con la puerta de mi vagón, dejando mi asiento tan solo como su cama.

Novena palabra del diccionario: Préméditation (premeditación).

Esta premeditación va a llevarnos a todos al fondo del mar, y no por lo profunda.

Décima palabra del diccionario: Adieu (adiós).

Disculpen, me está llamando la almohada y no puedo resistirme a sus curvas.

Publicidad de la manera más vulgar y descarada.

Él es la voz, vayan a nutrirle hasta el hueso.

La voz.

Tener más de una voz generalmente resulta complicado,
pero esta voz es distinta
aunque no sea distinta para mí.
La voz me habla en italiano,
en inglés,
en otras regiones,
pero siempre me habla.
De vez en cuando, la voz se pasea por mis estructuras
y me derrumba las bases,
me hace saltar un océano
y descose mis refranes escondidos.

La voz no camina
pero me hace correr.

La voz no come
pero me hace cosquillas al tragar.

La voz, sólo esta voz.

martes, 20 de abril de 2010

'Con el mar' y el falso nacionalismo.

Yo vengo de un país con gente muy triste y muy entrometida; lamentablemente, sigo viviendo en él, y por ello me encuentro envuelta en un contexto social absolutamente incómodo y con esquinas filosas, ya saben lo que dicen de los extremos. A pesar de las bifurcaciones temáticas que componen este universo de excremento en el que nací y crezco, hay un tópico que me explota los límites de la paciencia: el aprecio del talento nacional. ¿Por qué es importante? Porque yo no lo hago.

Vivo en una ciudad llena de bandas de adolescentes que hacen apenas un trabajo mediocre, y con un público de expectativas tan pero tan bajas que se conforman con letras repetitivas y el abuso de los símbolos y el lenguaje propio de este país. Como yo no soy así, por alguna extraña razón, entonces recibo miradas desaprobatorias y comentarios a lo 'por eso es que este país está como está', 'ya la juventud no apoya ni a sus propios miembros' y 'vamos a ver qué pasa si tú haces algo y nadie te lo reconoce.' Disculpen, eminencias, si prefiero quedarme callada antes de expresar mi desagrado por el acné musical que sufren sus adorados y la verborrea que sufren ustedes al opinar cuando nadie se los ha pedido.

Para mí, talento nacional NO es La Vida Bohéme, y mucho menos Candy 66. El verdadero talento nacional lo tiene y ha tenido ya este país en las letras de verdad, como las de Ramón Palomares, Gustavo Pereira, Vicente Gerbasi, Andrés Bello, Arturo Uslar Pietri, Salvador Garmendia y pare usted de contar. Entre ellos, mi Vicente les hizo este regalo, grandes mediocres, para que aprendan a diferenciar entre una letra que habla una y otra vez sobre un dolor de cabeza y la sutileza de la verdadera literatura que se ha acunado en este vientre asqueroso:


'Si alguien me llama
digan que no estoy.
Ando por las olas del mar,
sí, ya de noche,
por ese mar de hojas de luna,
por el sonido con que
embrujé el mar, por la lejanía
en el sonido marino de la mar.
Si alguien me llama
digan que estoy solo
con el mar.'

Vicente Gerbasi.