martes, 20 de abril de 2010

'Con el mar' y el falso nacionalismo.

Yo vengo de un país con gente muy triste y muy entrometida; lamentablemente, sigo viviendo en él, y por ello me encuentro envuelta en un contexto social absolutamente incómodo y con esquinas filosas, ya saben lo que dicen de los extremos. A pesar de las bifurcaciones temáticas que componen este universo de excremento en el que nací y crezco, hay un tópico que me explota los límites de la paciencia: el aprecio del talento nacional. ¿Por qué es importante? Porque yo no lo hago.

Vivo en una ciudad llena de bandas de adolescentes que hacen apenas un trabajo mediocre, y con un público de expectativas tan pero tan bajas que se conforman con letras repetitivas y el abuso de los símbolos y el lenguaje propio de este país. Como yo no soy así, por alguna extraña razón, entonces recibo miradas desaprobatorias y comentarios a lo 'por eso es que este país está como está', 'ya la juventud no apoya ni a sus propios miembros' y 'vamos a ver qué pasa si tú haces algo y nadie te lo reconoce.' Disculpen, eminencias, si prefiero quedarme callada antes de expresar mi desagrado por el acné musical que sufren sus adorados y la verborrea que sufren ustedes al opinar cuando nadie se los ha pedido.

Para mí, talento nacional NO es La Vida Bohéme, y mucho menos Candy 66. El verdadero talento nacional lo tiene y ha tenido ya este país en las letras de verdad, como las de Ramón Palomares, Gustavo Pereira, Vicente Gerbasi, Andrés Bello, Arturo Uslar Pietri, Salvador Garmendia y pare usted de contar. Entre ellos, mi Vicente les hizo este regalo, grandes mediocres, para que aprendan a diferenciar entre una letra que habla una y otra vez sobre un dolor de cabeza y la sutileza de la verdadera literatura que se ha acunado en este vientre asqueroso:


'Si alguien me llama
digan que no estoy.
Ando por las olas del mar,
sí, ya de noche,
por ese mar de hojas de luna,
por el sonido con que
embrujé el mar, por la lejanía
en el sonido marino de la mar.
Si alguien me llama
digan que estoy solo
con el mar.'

Vicente Gerbasi.

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