sábado, 24 de abril de 2010

Montañas rusas.

Esta mañana, el Sol salió de cabeza, como un niño flojo del vientre de su madre.
Al despertar, no sabía si amarrarme a mi cama o abrir un hueco en la pared para huir de mis pensamientos, el ruido habitual del desayuno y el inevitable comentario sobre mi pelo.

Sin quererlo, me quedé, pero no tranquila; la función teatral que no había solicitado me solicitó, siempre grosera e imprudente como las niñas lindas cuando ven a las feas. Igualmente, de haber sabido lo que sucedería, probablemente me hubiera quedado.

Como la malcriada que es, Drama paseó por mi sala y mi cocina, arrebatada, cual furia encadenada, situación que me llevó a encerrarme en Cuarto, siempre tan fiel. Aunque Drama se asomó y trató de tomar el trono tan ajeno, Cuarto se mantuvo tranquilo y la primera encontró su salida del cuarto rápidamente, encontrándose con la siempre dispuesta Víctima, quien no escatimó en lágrimas y tormentos agudos que casi nos dejan sordos a los tres.

Luego de una batalla campal digna de criaturas épicas y maldiciones, Drama se retiró, aburrida, a dormir, mientras que Víctima seguía construyéndose pedestales en su cabeza; hasta los pasivos tienen trono, reina, pan y circo. Lamentablemente, la cosa no podía quedar ahí.

Sigilosamente, me acerqué a la mazmorra de Víctima para enterarme de lo sucedido pero, como siempre, no obtuve una explicación sino la condena de Drama, constructo con quien no quería ni quiero relacionarme. Una vez sentada frente a Víctima, traté de hacerle entender la magnitud de la tontería que había creado, ¿pero de qué le sirven al ciego los ojos? Esto había sido un acto fallido, grueso y fallido.

Una vez cansada de las repeticiones de Víctima y los señalamientos innecesarios, Cuarto me abrió los brazos nuevamente y me recordó el sentir de una casa. El tiempo que había perdido con ella, Cuarto me lo retornaría en forma de plumas, fotografías y agua, tres cosas que me vuelven loco el corazón.

-Ay, Cuarto, definitivamente eres el amor de mi vida.

No hay comentarios: