No puedo pensar en escribir algo superficial hoy.
Tuve que enfrentarme con uno de los peores enemigos de la humanidad, y no tengo ganas de seguir peleando sino de leer, de dormir, de ducharme y de comer chocolate; lamentablemente, lo último tendrá que esperar.
Esto tiene que moverse.
Tengo que aprender a bailar salsa.
También sería bueno aprender a hablar alemán y poder leer a Nietzsche crudo y grosero, llorar con Goethe una vez más y reírme de las ocurrencias de los textos de algún frustrado, así como yo.
Bueno, todo esto viene después de desarrollar más tolerancia para los ignorantes.
Y para los malandros.
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